“Lost highway” es una película del año 1997, escrita y dirigida por David Lynch, donde se cuenta parte de la historia de Fred, un saxofonista de jazz…
En este caso, nos interesa analizar las figuras femeninas de la historia, y ver como desde su aspecto se puede simbolizar gran parte del mensaje del film.
En un ambiente donde la estética es sumamente relajada nos encontramos con Renee, una mujer que da tanto lugar al cuidado de su imagen que podemos verla levantando el periódico en la mañana vestida con una bata de saten y unos zapatos con taco aguja sumamente altos. Este particular conjunto se remata con unas uñas larguísimas y perfectamente pintadas; el cabello suelto, prolijamente peinado y un maquillaje digno de una fiesta. Como contracara, al volver al interior del hogar, veremos que su marido viste de modo mucho mas informal, aun estando también en ropa de cama.
Podríamos suponer que esta selección de conjunto es solamente un acto de sensualidad, rozando el borde del fetichismo (que sean esos zapatos y no otros, la elección del rojo oscuro como único color del conjunto en su cabello), pero si buscásemos entenderlo desde el simbolismo, podríamos ver como en ella se encuentra “la perdición” de Fred, la causa de su falta de interés en su propia persona, en su trabajo, en todo aquello que pasa fuera de esa casa.
Esta sensación puede verse reforzada si pensamos el tipo de relación que ellos tienen, y (otra vez desde lo visual) si vemos las cortinas de la habitación, igual de prolijas que ella, igual de “pesadas” que el aire que respiran ambos.
Cuando la vemos con otros conjuntos, esta “Morticia Addams” moderna refleja en sí una gran carga negativa. No hay dudas de su sensualidad, pero la opresión parece salir por cada abertura posible de las prendas, como si ella fuera un objeto oscuro, contenido en prendas carentes de color que la obligan a mantener su forma.
Y cuando llegamos a Alice se nos aparece lo que se supone como su “contrapartida celestial” (celestial, al menos, en los términos mas estereotipados del cine): Rubia, ataviada con un mínimo vestido con brillos plateados, esta mujer parece ser un ángel a los ojos del joven mecánico. Imagen que por cierto durará poco, pero lo suficiente para sumir al joven en el mismo estado maníaco que acosara a Fred.
Aquí ambas mujeres se unifican. Cara y cruz de una misma persona, ambas encarnan la misma dolencia. Un ser destinado a convertir a aquellos que se crucen en esclavos de un infierno literal. Y para lograrlo, parece querer decirnos Lynch, es necesario ser primero esclavo de la propia apariencia, del glamour de las ya lejanas vampiresas de Hollywood, del lapiz labial color sangre.
—
para mas información del film:
http://www.imdb.com/title/tt0116922/